Resumen
La imitación de modelos museísticos o urbanos no puede ser la tónica del desarrollo de la comarca. Introduzcamos un nuevo valor en estas actuaciones y estaremos innovando y no imitando, que es el camino del éxito.
El peligro que se corre con la desaparición de importantes elementos histórico industriales, aparte de la pérdida de la identidad y de los referentes espaciales históricos que estos constituyen, es el de una peligrosa homogeneización de nuestras ciudades.
Ello se está dejando notar en un incremento de los visitantes que conlleva la apertura de casas de aldea, hoteles rurales, empresas de actividades al aire libre, etc. El producto industrial pese a tener todos los elementos a su alcance aún no se ha desarrollado, con la importancia comarcal que ello tendría para poder funcionar en red con el natural. La razón se debe buscar, no tanto en la falta de recursos económicos para su preservación, sino en el carácter urbano de la mayoría de los restos de la industrialización que les coloca en la necesidad de unas políticas urbanísticas arriesgadas, que no se están dando en absoluto, que los integren en la función urbana.
Así, las actuaciones en esta línea que se realicen en espacios de valor patrimónico industrial contrastado han de implicarse con él, detrayendo recursos de las empresas que allí se localicen y que, unidas a acciones de escala local y regional, financien el sostenimiento de los elementos patrimoniales a preservar, que serán los que proporcionen un valor añadido y seña de identidad a la: propia actuación industrial.
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